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El tráfico de migrantes, un ''próspero'' negocio sucio

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“Es una crisis humanitaria, no nada más por la industria del secuestro, sino porque van abusando de los migrantes de una manera sistemática y grave con una extrema brutalidad por todas partes”: Farah Gebara

 

 

En México los migrantes son el botín de una industria criminal creciente, cada vez más violenta, que opera bajo el amparo de la corrupción y la impunidad.

Se trata de una crisis humanitaria, donde la inexistencia de una auténtica política migratoria con enfoque de derechos humanos crea el escenario en el que, al parecer, sólo se está a la espera de la próxima tragedia.

 

Mauricio Farah Gebara, experto en migración y derechos humanos, diagnostica así la grave realidad del fenómeno migratorio en el país.

 

De 2005 a la fecha la situación empeoró: “Lo que predomina hoy en el universo migrante es el asalto, la violación de mujeres, la desaparición de migrantes, su tortura, las detenciones arbitrarias de autoridades que después los ponen en manos de los grupos delictivos, el secuestro, los homicidios, y por supuesto una masacre”. Lo que obliga a considerar, entre otras medidas, la creación de una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos contra Migrantes, para poner un alto a la injusticia.

 

El 25 de mayo de 2011 el Diario Oficial de la Federación publicó el decreto por el que se expidió la Ley de Migración, en la que consta que ningún extranjero será considerado delincuente, sin importar su condición migratoria, y brinda más protección a quienes transitan el territorio nacional en busca del “sueño americano”. El documento asienta que el Estado mexicano garantizará el ejercicio de los derechos y libertades de los extranjeros reconocidos en la Constitución, en los tratados y convenios internacionales de los cuales sea parte el país.

 

Mover conciencias, que los 20 mil secuestros anuales no queden en el olvido, que episodios como la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas no se repitan. Es el objetivo de su libro “Cuando la vida está en otra parte: la migración indocumentada en México y Estados Unidos”.

 

Las autoridades se dedicaron a minimizar el problema. “En el informe de secuestros de 2009 prácticamente se señala el modus operandi, el dónde, cómo, cuándo, operan estas bandas delictivas. Ahora sería importante que nos rindan cuentas de qué es lo que hicieron de 2007 hasta la fecha”.

 

No hay duda. “Es una crisis humanitaria, no nada más por la industria del secuestro, sino porque van abusando de los migrantes de una manera sistemática y grave con una extrema brutalidad por todas partes”.

 

El especialista acusa: “Éstos abusos cada vez más cínicos y violentos amparados en la impunidad y en la corrupción, es lo que nos ha llevado al momento que estamos viviendo; por eso es fundamental que en la política migratoria que puedan elaborar las autoridades correspondientes uno de los ejes centrales sea el combate a la corrupción”.

 

Combatir la corrupción no es un tema de estadísticas, “hace la diferencia entre el secuestro y la libertad, entre la vida y la muerte, por eso no podemos permitirnos que la impunidad y la corrupción sean el binomio que esté predominando en el mundo de los migrantes que pasan por México”.

 

El experto señala que ha sido inexistente la voluntad política para atender la situación. De hecho, “no contamos con una política migratoria en las últimas dos décadas, sin embargo, la situación grave la han venido viviendo los migrantes en los últimos ocho años”.

 

Farah Gebara expuso que ante la falta de una política migratoria “vamos siempre atrás de los hechos, siempre tropezándonos y tratando de resolver los momentos críticos que no pudimos anticipar”. Es necesaria una “cirugía mayor” al interior del Instituto Nacional de Migración (INM) y no sólo cambios cosméticos, pues no es hacer justicia remover a 300 servidores públicos que no se sabe si fueron investigados o sancionados, no es suficiente para impedir que San Fernando se repita.