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VOLVERNOS MUCHEDUMBRE

on . Posted in Atisbando en la Bahía

La red nos llena de trampas para mostrarnos a que grado podemos ser víctimas de nuestros criterios. En el mundo real es fácil identificar a los personajes que propagan el rumor de la colonia. En la vecindad virtual pueden borrarse rastros y  hasta lo más escandaloso al difundirse encuentra justificación.

Apedrear prostitutas y crucificar hombres ha sido históricamente una característica de nuestra especie. Anteriormente la gente se paraba frente al acusado, se le señalaba y los mas envalentonados quizás podrían mirar a los ojos al presunto culpable hasta ver su sufrimiento.  Hay quienes creen que la ignorancia lleva a los hombres a cometer linchamientos. Mantengo mis reservas. Creo que es una cuestión de desinformación con mezcla de vísceras y quizás algo de malicia.

La red nos da la posibilidad de hacer señalamientos públicos sin tener el mínimo cargo de conciencia  y si así fuera sólo basta desconectarse del módem para borrar la sensación de estar expuesto al mundo. Pocas veces he leído un posteo ofreciendo disculpas después de haber realizado una exhibición virtual.

Casos hay muchos y curiosamente la mayoría se empapa de una serie de elementos que por la manera de presentarse nos hacen creer que son grandes injusticias.

El caso de Alondra la niña güerita que pide limosna en un crucero de Guadalajara y la cual por su color de piel llamó la atención de un conductor vehicular generó una serie de especulaciones al respecto. Al 23 de Octubre la foto de ella se había compartido 65mil veces en las redes sociales.  ¿Se imaginan esta cantidad de personas gritando y cuestionándonos algo en un plaza pública? Mucha de la  información a la que nos exponemos en internet no nos consta ni es corroborable. Asumimos que si está publicada es por algo y no podemos dejar pasar la oportunidad de difundirla.

Burroughs figura emblemática de la literatura beatnik asegura que liberar al virus palabra puede ser más peligroso que liberar la energía del átomo. También menciona que el  poder de la palabra se libera con la simple reproducción. Reproducir viralmente un mensaje  que no nos consta me parece la escena más cercana a estar cargando una antorcha rodeado de aldeanos pidiendo que quemen a los herejes.

Facebook  se maneja a través de las emociones de los usuarios. Curiosa incongruencia ya que es una red que propicia la falta de contacto humano. Anula algunos de los sentidos que ayudan a descifrar de manera certera los mensajes que a través de él enviamos. Suponemos que la persona de la foto con la que mantenemos comunicación es quien dice ser,  le damos voz y carácter a sus textos. Pero no lo vemos, no lo escuchamos y no lo sentimos, es simple suposición. Podríamos estar siendo participes de los berrinches de un niño o la necesidad de venganza de una colegiala abandonada por el novio. Todo va a depender de las palabras que se utilicen, el caso referido y nuestra propia historia de vida para engancharnos y prender la dinamita cibernética.

Los juicios de valor que utilizamos para interpretar los basamos en nada más que nuestro sentido común. La red nos llena de trampas para mostrarnos a que grado podemos ser víctimas de nuestros criterios. En el mundo real es fácil identificar a los personajes que propagan el rumor de la colonia. En la vecindad virtual pueden borrarse rastros y  hasta lo más escandaloso al difundirse encuentra justificación.

No importa si uno se considera  una persona consciente sólo se necesita  que el punto sensible de la causa con la que nos identificamos sea tocado para convertirnos en inquisidores. Pueden ser injusticias humanas, animales, religión o una cadena virtual. Caer en los trucos de internet es precisamente dejar de ser uno y volvernos parte de la muchedumbre por ello el manejo y tráfico de información siempre va a ser una cuestión delicada.

Es imposible hablar de ética en el manejo de contenidos dentro de las redes sociales debido a la propia naturaleza del medio. He visto que hasta perros tienen su propio perfil en el muro y participan ladrando. En la medida que individualmente aprendamos a mantener la  mesura podremos ir descubriendo la verdad que hay detrás de cada evento posteado. Virtud difícil de llevar en ese mundo reactivo y emotivo en donde en algunas situaciones gana quien posee la mayor facultad para propagar el fuego.

Recuerdo CANOA, película de los años setentas  que habla sobre lo ocurrido  a unos exploradores universitarios que llegan a la pequeña comunidad de San Miguel Canoa, Puebla. Los habitantes impulsados por el cura deciden linchar a los jóvenes ya que la manera en que vestían y  hablaban los hizo pensar que eran comunistas. Nadie cuestionó el señalamiento debido al contexto nacional que se vivía en el país en aquellos tiempos. En algunos casos los pobladores  al darse cuenta del error cometido por culpa de sus miedos se justificaron  ante las autoridades  diciendo: “Tal vez no eran comunistas pero así prevenimos que lleguen” . Basta entrar por unos minutos a facebook para encontrar este argumento que se reduce a un vulgar  " por si si o por si no , yo difundo " .

Desde mi perspectiva  hay demasiadas similitudes entre la gente que, equivocada siguiendo a su pastor, corre con palos en la mano y entre  quienes sin chistar dan un click a la computadora pidiendo " justicia". Lo único que nos corresponde es no creer ciegamente en lo que leemos o vemos, hacernos preguntas y replantear posturas. Al final de cuentas no sabemos en qué momento  seremos parte de la muchedumbre, sólo basta con que alguien atine en nuestro punto frágil ese que nos convertirá por unos segundos en un linchador virtual.

 

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