Munguía escucha y promete bajo presión de manifestantes; enfrenta fuertes reclamos y exigencias
Lejos de un diálogo amable, el edil enfrentó cuestionamientos fuertes y directos sobre la crisis de servicios públicos que aqueja a la ciudad como: falta de agua, basura sin recolectar, calles en mal estado y una movilidad caótica.
Osvaldo Granados
Ante un grupo de ciudadanos cuya impaciencia era palpable tras años de promesas incumplidas, el residente municipal Luis Munguía se vio obligado a dirigir una maratónica sesión de escucha en la Unidad Municipal Administrativa.
Lejos de un diálogo amable, el edil enfrentó cuestionamientos fuertes y directos sobre la crisis de servicios públicos que aqueja a la ciudad: falta de agua, basura sin recolectar, calles en mal estado y una movilidad caótica.
Fue solo tras esta presión organizada que Munguía se apresuró a anunciar fechas y medidas concretas, en lo que pareció más una estrategia de contención de un malestar creciente que una planificación de gobierno proactiva.
PROMESAS CON FECHA
El anuncio más concreto, y quizás el más urgente, fue la promesa de que las galerías filtrantes se abrirán "hacia el cierre de este mes de septiembre". Si bien la obra es heredada, la ciudadanía espera que este plazo se cumpla, tras haber soportado una temporada crítica de desabasto. Del mismo modo, su anuncio de una reunión "contundente" con la empresa de basura para el miércoles parece una reacción tardía a un problema que lleva semanas fuera de control.
EL "AJUSTE DE TUERCAS" COMO RECONOCIMIENTO TÁCITO DE FALLOS
La mención de Munguía sobre evaluar a sus funcionarios –"Vallarta no está para quienes no estén poniendo todo su enfoque"– y la posibilidad de reajustes en su gabinete, suena a un reconocimiento velado de que su equipo no ha rendido como se esperaba.
Esta admisión surge después de que los ciudadanos señalaran directamente la ineficiencia y, en algunos casos, la mala actitud de ciertos funcionarios. La disculpa pública que ofreció por estos comportamientos corrobora esta fractura interna, dejando al descubierto los problemas de operación dentro de su propia administración.
VISIÓN DIFUSA SOBRE EL CENTRO HISTÓRICO Y PARQUÍMETROS
Sobre el tema de los parquímetros y el rescate del centro, el discurso del Alcalde fue notablemente vago. Evitó cualquier compromiso específico, refugiándose en una visión amplia de "reactivación económica" y la necesidad de "encontrar un entorno más bonito". Frente a un problema que requiere decisiones difíciles y claras, Munguía optó por generalidades, dejando en el aire la pregunta de si existe un plan real o solo buenas intenciones.
EL DIÁLOGO
Si bien el cierre de la reunión se dio con un aplauso forzado de los asistentes le da un aire de éxito al alcalde, es imposible ignorar el contexto: la apertura al diálogo llegó después de que la presión ciudadana se hiciera evidente. Su declaración de que "no nos vamos a equivocar en el camino de dejar de escuchar" suena bien, pero será juzgada por sus acciones, no por sus palabras. La verdadera prueba será si estas reuniones se convierten en una constante que canalice la crítica de manera productiva, o si fueron un evento aislado para calmar ánimos.
La promesa de un informe el 7 de octubre será el siguiente termómetro para medir si estas promesas hechas bajo presión se traducen en resultados tangibles para una ciudadanía que, hasta ahora, tiene más razones para dudar que para creer.