LA COMUNICACIÓN TAMBIÉN GOBIERNA (I)
§ Cuando comunicar determina un mal o buen gobierno.
§ Lo que no hacen en Comunicación Social los gobiernos municipales
§ Las “rarezas” al interior de las oficinas de comunicación social
§ Incomunicación VS Comunicación en las OCV y OVC de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit
Aún cuando expertos en comunicación y política señalan que en tiempos modernos “gobernar es comunicar”, al menos en regímenes democráticos, la realidad en los ayuntamientos de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas demuestran que a la comunicación social la ven como si se tratara de cualquier cosa. Tan es así, que el vaivén y la inestabilidad han caracterizado a las oficinas de comunicación social, así como a los responsables de estas áreas. Pero lo más importante es que las estrategias y políticas de comunicación social también tienen como común denominador ese vaivén e inestabilidad en ambos municipios.
En el caso vallartense, cuando todavía no se cumplía dos años del actual gobierno municipal, el cuarto director del área ya era contratado en marzo del año pasado. Mientras que en el caso banderense, cuando ni siquiera se ha cumplido el primer año de gobierno, ya está despachando el segundo titular, y quizá en menos de dos semanas, lo estaría haciendo el tercero, puesto las quejas del actual responsable de la falta de apoyo empezando por el presidente municipal Rafael Cervantes y falta de independencia en toma de decisiones, son cada vez más sabidas y gritadas a los cuatro vientos.
¿Pero por qué los cambios constantes? La respuesta, aunque obvia quizá para los periodistas, pero quizá no tanto para los ciudadanos, es sencilla: cuestión de dinero e intereses de todo tipo, que incluyen la confianza del gobernante en turno para fraguar lo que sea necesario con tal de garantizar una imagen adecuada del desempeño del alcalde en turno más que del Ayuntamiento en general, por más malo o ignominioso que estos sean.
Cómo olvidar el manejo informativo y los oficios de directores de Comunicación Social de Puerto Vallarta como Juan Carlos Peralta en casos tan lastimosos como el de “Pepe Muelas”, quien fue señalado de atropellar y dar muerte a una niña y su madre mientras transcurría el trienio de Javier Bravo Carbajal. O para casos más recientes, el de Everardo Ramírez Castellanos, actual director de Comunicación Social quien ha tenido un papel fundamental en el manejo de situaciones polémicas, incluso adversas como la destrucción y remodelación del malecón; o la explosión dentro de un departamento en La Aurora por una fábrica de papas fritas que sin permiso, complacencia y omisión de las autoridades, operó por mucho tiempo. En el caso contrario, en Bahía de Banderas, la falta de oficio y ya cuando la bola de nieve estaba demasiado grande para contenerla en casos como el retiro de voceadores en los cruceros de Nuevo Vallarta, o el descontento creciente del gremio periodístico por ser relegado de todo tipo de prebendas de las que el señalado era el entonces primer coordinador de Comunicación Social del actual gobierno municipal Víctor Trejo, y que a la postre fue separado de su cargo para ser sustituido por Eduardo González Rosas y el primero ocupar otro cargo menor. Estos ejemplos son una muestra del papel fundamental que juega la comunicación social y sus titulares, ya sea para facilitar o entorpecer a los gobiernos que representan.
¿Pero por qué la comunicación social tiene que ser tan importante en un gobierno? Si bien al grueso de la población quizá no le importen los cambios en las diversas dependencias, y menos en una de Comunicación Social, lo cierto es que esta función y el responsable de encabezarla se vuelve toral, no solo para cuidar y exaltar la imagen del presidente municipal en turno y en general toda la actividad de gobierno, sino también se vuelve fundamental para que la ciudadanía perciba un buen o un mal gobierno, que al final de cuentas es lo que más importa a partidos, políticos y gobernantes, en aras de continuar con sus carreras en la administración pública, o al menos por cuestiones de ego e imagen. Y más importante aún es la comunicación social si nos quitamos la visión errónea de que solo es informar, generar boletines de prensa o mantener buenas relaciones (muchas veces serviciales más que institucionales) con los directivos y reporteros de los diversos medios de comunicación.
De acuerdo con el libro “Las oficinas de comunicación social en México” de Francisco Hernández Lomelí, las Oficinas de Comunicación Social (OCS) deben desempeñar cinco actividades, que por razones de espacio y actualización, modificamos levemente, no en esencia, pero sí en enunciaciones y explicaciones:
1. Función informativa y de difusión hacia la ciudadanía a través de los contactos con los medios de comunicación social y sus diversos instrumentos.
2. Función informativa hacia el interior del gobierno municipal a través de la elaboración de dossiers de prensa, grabaciones ya sea en audio y/o video, resúmenes o análisis para su distribución entre funcionarios del Ayuntamiento.
3. Función de acopio documental de los temas aparecidos en prensa, radio, televisión e internet que hacen referencia al propio gobierno municipal para la posterior elaboración de documentos de trabajo como agenda, estadísticas, programas y políticas públicas, etcétera.
4. Función de crear y mantener medios de comunicación propios como son publicaciones ocasionales como gacetas, revistas, periódicos, programas de radio o televisión, grabación de material para campañas concretas y otro tipo de materiales, etcétera.
5. Función de asesoramiento y en algunos casos de ejecución de una política no solamente informativa, sino también propagandística, publicitaria y de relaciones públicas que suele estar centrada en el ajuste y la potenciación de los medios de comunicación existentes en la región.
CUESTIÓN DE DINERO E INTERESES. Si bien las funciones anteriormente descritas, distan mucho de lo que son actualmente las oficinas de comunicación social de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, sobre todo la de este último municipio, lo cierto es que hoy en día cumplen más la función de tapaderas de arbitrariedades, tráfico de influencias, ilegalidades, corrupción, complicidad y demás, que tienen como origen y destino el dinero o el beneficio personal o de grupo a través de canonjías varias.
Hoy en día, existen pruebas y testimonios de diversas “rarezas” al interior de las oficinas de comunicación social (al igual que en otras dependencias claves que son más “ejecutorias”), y que muchas veces tienen que ver con negocios que emprenden presuntamente las cabezas de estas dependencias. Pero eso no es lo peor, se presume que son los propios alcaldes que con su omisión, permiten y de alguna u otra manera se ven beneficiados. La impresión de gacetas municipales, así como de lonas, flayers, elaboración de videos y demás artículos y servicios de la “comunicación social”, son un ejemplo. Pero en otras dependencias también se dan estos casos, y quizá en mayor cantidad de ocasiones, pero es justo cuando en las oficinas de comunicación social entran en acción para esconder o al menos “contener y amortiguar” en caso de que alguien descubra o empiece a hurgar en ello. Contienen los madrazos, pues.
LA TAREA DE INCOMUNICAR. De todos o muchos es sabido que los silencios también comunican, sobre todo a nivel de personas. Pero cuando se trata de instituciones o gobiernos municipales, estamos hablando de incomunicación, de ocultamiento, incluso de negligencia; y de esto basta un ejemplo reciente en el que se ven inmiscuidas las personas o departamentos de comunicación y prensa de la Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) de Puerto Vallarta por un lado, y la Oficina de Visitantes y Convenciones (OVC) de Riviera Nayarit por el otro.
Mientras que la OVC de Riviera Nayarit ha aprovechado y difundido al máximo desde la semana pasada la grabación de decenas de capsulas en territorio nayarita que hizo el canal de videos de “Ritmoson Latino” a través del programa “El Break”, la OCV de Puerto Vallarta hasta este lunes no ha publicado ni difundido nada.
“Goglear” la búsqueda de esta visita y grabación de capsulas, remiten en decenas de ocasiones a lo difundido por la OVC de Riviera Nayarit y la consecuente exposición de esta marca turística. En cambio, de Puerto Vallarta no aparece nada que haya difundido la a OCV. Si no es por las notas y entrevistas que realiza el periodista Miguel Angel Ocaña en el diario Vallarta Opina La Razón, o por lo difundido por el propio canal de televisión y el programa “El Break”, Puerto Vallarta no tendría ninguna mención, a pesar de que desde aquí fue gestionado y armada la logística del viaje y grabación del programa.
Estamos hablando de que a lo largo de una semana se transmitirán cápsulas en las que el malecón y sus amenidades, la vida nocturna, así como actividades de deporte extremo y paseos naturales serán disfrutados por los millones de televidentes de 60 países a los que llega este programa que se transmite en el 238 de Cablevisión y 707 de Sky. Sin contar la difusión en la página web www.ritmosonlatino.com y en todas sus redes sociales (Facebook y Twitter). Además de los comentarios en las cuentas personales de Twitter de los conductores que comentaban sobre lo que estaban viviendo en las grabaciones.
Otro ejemplo, la salida y designación del presidente de la Asociación de Hoteles, no fue sino hasta semanas después que se informó oficialmente de la salida de Miguel Andrés Hernández y la sustitución en la persona de Ignacio Cadena Beraud; de hecho apenas el jueves pasado se informó y presentó oficialmente del acontecimiento, que si bien no tiene relevancia nacional o en términos de promoción del destino, la relevancia radica a nivel local para el sector turístico de la región, y eso , no es cosa menor o digna de no comunicarse a tiempo. En este caso la incomunicación, una vez más, reina al interior de esa instancia que se llama Oficina de Convenciones y Visitantes (OCV) y que por cierto, acaba de anunciar replanteamiento y reestructuración. La pregunta es ¿alcanzará al área de comunicación y prensa?
Osvaldo Granados Ramírez
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