Enojarse es bueno para tu cerebro, asegura estudio científico

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Un estudio publicado por la UNAM asegura que enojarse es bueno para tu cerebro. Si te enoja esta información, prepárate para leerla

 

¿Eres de los que hace corajes por cualquier cosa? ¿Te la pasas enojándote? ¿Tus pataletas y maldiciones te distinguen? Te tenemos buenas noticias porque enojarse es bueno para tu cerebro... Bueno, eso dice un estudio que publicó la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así que algo de verdad debe tener.

De acuerdo con el reporte de la Máxima Casa de Estudios, cuando nos enojamos liberamos sustancias en nuestro cerebro que nos vuelven más competitivos. ¿Qué sustancias del cerebro se involucran en este proceso? De acuerdo con el especialista el enojo libera noradrenalina (hormona que aumenta la presión arterial y el ritmo cardíaco) y dopamina, al mismo tiempo que glutamato y se da una disminución de los niveles de serotonina y vasopresina.

Bueno, ¿y de qué me sirve enojarme?

Toda esta química cerebral que producen tus corajotes te preparan para la lucha o la huida, lo que incrementa los procesos llamados "memorísticos", o sea, que te pone alerta y rescata información valiosa sobre cómo solventar situaciones complejas y difíciles.

Un periodo "sano" de enojo debe durar entre 30 y 35 minutos,después, recomiendan los expertos, el sentimiento debe autolimitarse. Un enojo que también se use como un proceso de aprendizaje funciona para quien lo tiene y le ayuda a conseguir lo que quiere.

Enojarse es "mejor" que enamorarse

De acuerdo con Eduardo Calixto, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, a diferencia del enamoramiento, este cambio neuroquímico se da de inmediato. “Prácticamente se anula la parte más lógica y congruente del cerebro para incrementar la actividad cardiovascular y respiratoria”.

Para el investigador, es normal enojarse por 30 o 40 minutos y resulta benéfico porque nos vuelve competitivos, pero cuando dura más de cuatro horas entonces se vuelve patológico y es nocivo para el cerebro.

Hoy sabemos que en la segunda etapa del enojo se da un incremento de los niveles séricos de cortisol, una hormona relacionada con el estrés, y el cambio de glucosa a nivel plasmático. De hecho, el cortisol buscará adaptarnos bajo ciertas condiciones, y en consecuencia, el enojo es una respuesta funcional del sistema nervioso central.

"No me pidas que me calme"

Otro excelente dato que aporta este estudio es que el peor momento para pedirle que se calme, es justo cuando está enojado. Cuando las personas son jóvenes el enojo resulta más fuerte y de mayor intensidad que después de los 35 o 40 años, donde el sentimiento es más selectivo y se controla en un periodo de tiempo más corto.

En ambos casos, cuando una persona se encuentra en estado fúrico, su cerebro se programa para "tener la razón", pedirle que se calme, le altera aún más. “Un cerebro enojado lo que quiere es tener la razón y quiere escuchar que tiene la razón”, asegura el especialista de la UNAM. (Con información de GQ)

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