El Asad, en su primera declaración oficial tras su derrocamiento y huida a Rusia: “Mi salida de Siria no fue planificada”
Los kurdosirios piden una reunión de “urgencia” con los rebeldes para abordar la transición en Siria | Los milicianos que controlan el noreste del país reclaman un reparto equitativo de la riqueza y la participación efectiva de las mujeres en el proyecto político.

El expresidente sirio, Bachar El Asad, ha hablado de forma oficial por primera vez tras su derrocamiento y posterior huida a Rusia el pasado 8 de diciembre. El Asad ha asegurado queno se planteó dimitir hasta el último momento y que su salida del país “no fue planificada” en un comunicado emitido por en el canal de Telegram de la Oficina de la Presidencia de Siria, en el que busca exculparse de cualquier responsabilidad en el sufrimiento del pueblo sirio durante los más de 20 años de su régimen. Entre 2011 y junio de 2024, 231.495 civiles murieron en la guerra civil siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que atribuye a su Gobierno y milicias iraníes la responsabilidad del 87% de esas muertes. Por otra parte, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, integrada por los kurdosirios, ha pedido una “reunión de urgencia” con las “fuerzas políticas en Damasco para unificar visiones sobre la fase de transición”, según ha informado en un comunicado publicado en su cuenta de X. En la misiva han estipulado 10 puntos “cruciales” para “construir una nueva Siria”, dentro de los que destacan el reparto equitativo de la riqueza y la participación efectiva de las mujeres en el proyecto político.
Por Trinidad Deiros. “Tu turno, doctor”. Esa frase, garabateada en los muros de una escuela en la ciudad de Deraa en 2011, se considera el punto de partida de la revolución que, en 2011, se alzó contra el dictador sirio Bachar el Asad, el oftalmólogo al que se refería ese “doctor”, y al que el grafiti auguraba seguir la vía del derrocamiento que ya habían transitado el tunecino Zine el Abidine Ben Alí y el egipcio Hosni Mubarak, gracias a las “primaveras árabes”. No fue así. Para sofocar cualquier atisbo de oposición, solo entre ese año y 2022, el régimen sirio acabó con al menos 100.000 personas, que murieron en cárceles del régimen, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El recién depuesto presidente sirio ha divulgado este lunes un comunicado en el que asegura que su huida a Rusia, tras la victoria de los rebeldes encabezados por Hayat Tahrir al Sham, “no fue planificada”, define a los nuevos gobernantes sirios como “terroristas” y formula el deseo de que su país vuelva a ser “libre”.
Los datos indican que, bajo su férula, Siria ha sido todo menos libre. En lo político, con una represión de la que dan fe las cifras de opositores muertos en prisiones como la de Saidnaya. También en lo económico. En su texto, El Asad se define como la persona que se negó a intercambiar “la salvación de su país por su beneficio personal”.
Con ese “beneficio personal” quizás se refiere a la posibilidad de ponerse a salvo, como al final ha hecho en Rusia, y no a una cuestión pecuniaria. Es difícil saberlo. Sin embargo, también lo es no pensar en el ejercicio de cinismo que supone que el exautócrata sirio se exprese en esos términos cuando su fortuna se calcula entre 1.000 y 2.000 millones de dólares (entre 952 y 1.904 millones de euros), según fuentes abiertas citadas en un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos. El 90% de los sirios vive en la pobreza.
“La dificultad para estimar con exactitud el patrimonio neto de Assad y de los miembros de su familia se debe a que se cree que los activos de la familia están repartidos y ocultos en numerosas cuentas, carteras inmobiliarias, sociedades y paraísos fiscales”, a menudo bajo nombre falso, asegura el informe citado.
Bachar el Asad, el hombre en la cima de este entramado represor, plutocrático y corrupto, se define ahora en su comunicado como “la persona que permaneció con su familia junto al pueblo sirio” en los años “más oscuros de la guerra”.
Con información de El País



						
