La basura espacial de Musk pone en riesgo la vida de animales y personas, en el norte de Tamaulipas
El 27 de mayo pasado se realizó la novena prueba de lanzamiento de la nave Starship, ¿el resultado? basura del propulsor en las inmediaciones de Playa Bagdad, Matamoros.
“No manipular. Contiene fósforo. Inflamable. Puede causar quemaduras graves. Sólo policía o personal militar autorizado.” Es la advertencia en inglés que lanza la etiqueta colocada sobre un tanque metálico localizado en las inmediaciones de Playa Bagdad, en el noreste de Tamaulipas, a unos 40 minutos de Matamoros, cerca de la frontera con Estados Unidos.
El artefacto, identificado preliminarmente como un tanque presurizado con restos de fósforo, era parte del propulsor Super Heavy o del cohete Starship, pertenecientes a la empresa estadounidense SpaceX, propiedad del magnate Elon Musk.
El 27 de mayo pasado, la compañía aeroespacial localizada en el extremo sur de Texas realizó su novena prueba de lanzamiento de la nave Starship. Sin embargo, el cohete de 123 metros de largo no logró los objetivos principales, debido a que la nave perdió el control y se desintegró en el espacio, mientras que el propulsor Super Heavy descendió en algún punto del Golfo de México, también de forma catastrófica.
Sobre lo ocurrido, la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA, por sus siglas en inglés) informó que estaba “al tanto de que ocurrió una anomalía durante la misión SpaceX Starship Flight 9 que se lanzó el martes 27 de mayo desde Starbase, Texas, y está trabajando activamente con SpaceX en el evento”.
La base de lanzamiento se localiza a unos 10 kilómetros de Playa Bagdad, en Tamaulipas, en línea recta sobre la costa.
“No hay informes de lesiones públicas ni daños a la propiedad pública en este momento”, aseveró. No obstante, los daños aparecieron días después y continúan afectando la costa tamaulipeca en este momento.
El fósforo contenido en el tanque localizado en la zona de Playa Bagdad —en especial en su forma blanca— es altamente reactivo al contacto con el oxígeno y puede causar lesiones severas en la piel, además de representar un riesgo ambiental.
La inhalación o ingestión de este químico puede afectar órganos internos, en particular el hígado, los riñones y el sistema nervioso. Incluso pequeñas cantidades pueden ser letales si entran al cuerpo.
Además, si no se maneja correctamente, el fósforo puede contaminar cuerpos de agua y afectar la fauna marina. Su degradación en ambientes naturales es lenta y peligrosa.
Ante esta situación, MILENIO pudo constatar que al lugar del hallazgo arribaron elementos del Ejército mexicano y de la Armada, quienes acordonaron el área en espera de la llegada de personal especializado en el manejo de materiales peligrosos, con el fin de determinar el análisis y disposición segura del tanque.
No obstante, éste no ha sido el único hallazgo. En las últimas cuatro semanas, cientos de restos de metal y plástico de distintos tamaños han sido arrastrados por la marea desde el Golfo de México hacia la costa, tras la novena prueba de lanzamiento de la empresa aeroespacial de Musk, cuyo fracaso ha puesto en riesgo el equilibrio ecológico, al amenazar la vida de especies animales, pero también la de personas.
Preocupación por el hallazgo
La localización del tanque con presuntos restos de fósforo y otros elementos de basura espacial interrumpió la tranquilidad habitual de Playa Bagdad. Pero no ha sido lo único.
En la playa, voluntarios han recolectado una mezcla inquietante de desechos: 17 tanques metálicos, así como más de dos toneladas de plásticos y materiales sintéticos dispersos por el mar.
El hecho ha generado una creciente preocupación entre organizaciones ambientalistas y autoridades.
Para Jesús Elías Ibarra Rodríguez, presidente de Conibio Global, organización dedicada a la conservación de la tortuga marina Lora (Lepidochelys kempii), el suceso podría tener consecuencias graves para los ecosistemas del Golfo de México.
“El propulsor (Super Heavy) tenía un peso estimado de 200 toneladas, por lo que hablamos de una cantidad significativa de residuos que, en gran parte, podrían haber quedado en el lecho marino”, advirtió Ibarra Rodríguez.
Las labores de limpieza en la playa han sido realizadas por 15 personas asignadas por esta organización, quienes también se han dedicado a localizar nidos de tortuga Lora en más de 150 kilómetros de costa, donde ya se han identificado 500 nidos en las últimas semanas.
El mayor temor de los ambientalistas es que los residuos, especialmente los plásticos, afecten el proceso de eclosión y supervivencia de las crías.
“En su etapa temprana, las tortugas son curiosas y buscan algas para alimentarse, lo que aumenta el riesgo de ingerir fragmentos plásticos con consecuencias fatales”, explicó Ibarra Rodríguez.
En respuesta, personal de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) se reunió con Conibio Global para revisar los materiales recolectados, los cuales han sido enviados a la Ciudad de México como parte de las investigaciones en curso.
Ofrecimiento de remediación
Desde la esfera local, el alcalde de Matamoros, José Alberto Granados Fávila, informó que SpaceX se ha comprometido a realizar tareas de limpieza , las cuales estarán a cargo de una empresa especializada en recuperación de residuos en zonas costeras.
Esta compañía ya ha recorrido la playa Bagdad para hacer geolocalización de los materiales dispersos y coordinar su retiro.
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Granados Fávila también hizo un llamado a la población a no recolectar ni comercializar restos del cohete, luego de que se detectaran piezas ofrecidas en redes sociales por montos elevados en dólares.
Asimismo, indicó que el gobierno municipal se mantiene atento a los pronunciamientos del Gobierno del Estado de Tamaulipas y del Congreso local, donde la diputada Elvia Eguía ha exhortado a exigir responsabilidades ambientales a la empresa.
Un vacío legal en el T-MEC
La voz de Teresa Treviño Rizo, presidenta de la Asociación de Medioambientalistas del Noreste A.C., aporta una dimensión internacional al problema. A su juicio, existe una falta de regulación en materia de contaminación aeroespacial dentro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
“Aunque el capítulo 24 del T-MEC aborda la basura marina, no se contempla la basura aeroespacial, un vacío legal que urge atender ante el crecimiento de las actividades de SpaceX en la frontera norte”, enfatizó.
Treviño Rizo propuso que la Secretaría de Relaciones Exteriores, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Profepa emitan una nota diplomática para exigir responsabilidades a la empresa de Elon Musk.
Pero sus inquietudes van más allá de lo visible
“El riesgo no sólo está en los residuos sólidos. También nos preocupan las sustancias químicas contenidas en los tanques, que podrían afectar gravemente al ecosistema marino. Además, hay evidencias de que las ondas sonoras generadas por las explosiones del cohete alteran el comportamiento de las especies, que migran hacia el sur en busca de aguas más tranquilas”, alertó la ambientalista.
Hasta el momento, no se ha establecido ningún mecanismo multilateral específico para la gestión de desechos aeroespaciales en aguas compartidas o zonas marinas protegidas, lo cual plantea una urgencia regulatoria para evitar que este tipo de incidentes se repita sin consecuencias para los responsables.
La emergencia provocada por la caída de restos de la empresas SpaceX en costas mexicanas no sólo evidencia los riesgos de la exploración espacial sin controles, sino también la falta de mecanismos binacionales para responder a sus consecuencias. Mientras los avances tecnológicos se aceleran, las leyes y acuerdos internacionales parecen estancados en una órbita mucho más lenta.
Con información de Milenio